Fuente:ELPAÍS
El pronóstico celeste es bueno este año para observar las perseidas,
las estrellas fugaces que en este ápoca del año abundan en el cielo
nocturno. La luz de la luna, en fase creciente, no deslucirá el
espectáculo porque se ocultará pronto. La mejor noche para verlas será
la del lunes al martes próximos, pero ya el domingo deben apreciarse en
el cielo los meteoros. “Con un poco de suerte se podrá ver una estrella
fugaz por minuto, como media”, anuncia el experto Robert Naeye, en la
revista Sky & Telescope. La Organización Internacional de Meteoros
pronostica un máximo de cien por hora. Para disfrutar de la observación
nocturna de este fenómeno se recomienda buscar un lugar de cielo bien
oscuro (sin las molestas luces urbanas), libre de contaminación y con
amplia visibilidad; no hace falta ningún equipo especial para ver las
estrellas fugaces, solo adaptar los ojos a la oscuridad y esperar. Se
pueden ver perseidas en todo el cielo, pero preferentemente en direccion
noreste, hacia la constelación de Perseo.
Las estrellas fugaces “son pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del sol”, explican los especialistas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). “Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y roca, se sublima debido a la acción de la radiación del Sol y genera las características colas de polvo y gas; la corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra en su recorrido alrededor del Sol”, añaden. “Durante ese encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre de meteoros”.
En el caso de las perseidas -cada año, a mediados de agosto- son restos del cometa 109P/Swift-Tuttle. Las partículas (con tamaños que van desde un grano de arena a un guisante) entran en la atmósfera terrestre (a unos 130 kilómetros de altura) a una velocidad de 60 kilómetros por segundo creando trazas de gas incandescente, señala Sky & Telescope.
El cometa 109P/Swift-Tuttle, que regresa a las proximidades del sol cada 133 años (la última vez lo hizo en 1992), tiene un núcleo grande, de unos 26 kilómetros de diámetro, en comparación con otros objetos de este tipo, por lo que deja gran cantidad de restos en el espacio. Como es lógico, las perseidas fueron especialmente abundantes en los años noventa, tras la visita del cometa, pero la siguiente no se producirá hasta 2122.
Las estrellas fugaces “son pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del sol”, explican los especialistas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). “Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y roca, se sublima debido a la acción de la radiación del Sol y genera las características colas de polvo y gas; la corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra en su recorrido alrededor del Sol”, añaden. “Durante ese encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre de meteoros”.
En el caso de las perseidas -cada año, a mediados de agosto- son restos del cometa 109P/Swift-Tuttle. Las partículas (con tamaños que van desde un grano de arena a un guisante) entran en la atmósfera terrestre (a unos 130 kilómetros de altura) a una velocidad de 60 kilómetros por segundo creando trazas de gas incandescente, señala Sky & Telescope.
El cometa 109P/Swift-Tuttle, que regresa a las proximidades del sol cada 133 años (la última vez lo hizo en 1992), tiene un núcleo grande, de unos 26 kilómetros de diámetro, en comparación con otros objetos de este tipo, por lo que deja gran cantidad de restos en el espacio. Como es lógico, las perseidas fueron especialmente abundantes en los años noventa, tras la visita del cometa, pero la siguiente no se producirá hasta 2122.
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